Crónica de taxi




1
- Así murió otro taxista en la Avenida Arequipa, le cayó la piedra que un ómnibus pisó, le hizo un hueco en la cara. Tuvieron que llevarlo a emergencia ponerle algunos puntos, imagínate, tener una cicatriz en la cara pues sobrino, por un accidente absurdo.
-Así es, en cualquier momento sucede, la muerte no te avisa, llega en los momentos más inesperados. No te miento sobrino, una vez estaba en Barranco, en la plaza esperando una carrera, eran como las dos de la mañana, cuando un pata con dos chicas se me acerca y me dice que lo lleve a Surco por la Bolichera, 18 le digo, pero si yo pago 10 me dice todo machito.
Se me acercó por el lado del conductor, saca un arma y me la pega al cuerpo diciéndome - no te pases de pendejo tío que te quemo… -  el pata no terminó de decir su última frase y vi que su dedo no estaba en el percutor, dije me la juego o no me la juego, que chucha sobrino me la jugué nomás. Lo cogí del brazo y lo jalé hacia dentro, le chanqué la mano en el timón a lo que soltó su revólver y empecé a darle duro adentro del carro, yo aun estaba sentado le reventé la nariz con mi rodilla, empecé a darle en las costillas, le di en la última, ya cuando te dan ahí estas cagado. El escándalo había empezado desde que se acercó, las chicas que venían con él gritando - ¡policía, policía, le quiere robar! -, cuando él era el que se quería hacer el bacán por estar borracho.
Me bajé del auto. En ese tiempo yo estaba manejando un Nissan Sentra del 91, eso habrá sido hace dos años masomenos, todo estaba manchado de sangre, me cagó el carro.
Me bajé y agarré el fierro, le saqué el seguro y lo apunté, le dije -¡ahora hazte el chistoso pues ahora dime algo! -, el pata estaba tirado en el suelo que no podía ni pararse. En eso llega la policía y me apuntan pensando que yo era el agresor, como tenía el fierro en la mano. Uno de ellos me grita que deje el revólver, lo dejé despacio y me querían enmarrocar, las chicas dijeron que el pata estaba pasado de tragos y se había puesto belicoso, igual salado, me llevaron a la comisaria a declarar mi manifestación. No me vas a creer sobrino, aparte de haberle pegado, le senté una denuncia, mi viejo es policía también pues, contraté un abogado y le saqué 40 000 soles, tenia plata el chucha, ahorros, no sé cómo, había sido de seguridad, marrón había sido el maricón.
2
- Para que veas que de verdad soy salado, yo creo que tengo un imán para ese tipo de cosas, estaba yendo a Mala por la carretera con mi mujer y mis dos hijas, cuando por el carril derecho pasa un station wagon embalado y le digo a mi mujer, ese cojudo seguro esta borracho en cualquier momento se mata, venían con el volumen alto  de la radio.
Dicho y hecho sobrino, a unos cincuenta metros más adelante de nosotros vimos una polvareda, ¿qué era?, que el station se había empotrado contra un muro de contención. ¿Puedes creerlo?
Cuando estábamos cerca, me cuadré y me bajé a mirar, mi mujer bajó también, tú sabes que la curiosidad te gana.
Estaba el conductor con una cara de borracho y con el timón incrustado en el pecho, la sangre saliéndole por la boca, sedado completamente por el alcohol. El copiloto estaba quieto, no le había pasado mayor cosa, estaba consciente, milagrosamente sin rasguños porque estaba con cinturón de seguridad me imagino. Las dos personas que viajaban atrás, una de ellas estaba empotrada en la pared a causa de la violencia del choque, había roto la luna delantera y sus piernas estaban encima de la caja de cambios; el otro por causas que no explico estaba a tres metros fuera del carro ensangrentado. En este oficio te ganas con unas cosas sobrino, ni te imaginas.
Sin exagerar, yendo al Sur, a Pucusana con mi familia también, otro accidente, esta vez un Fiat de una empresa estaba embalado cuando también más adelante lo vemos que se había empotrado a un trailler grandazo, pero esta vez el copiloto había sido decapitado a causa del impacto, ¿fuerte no sobrino?
3
-¿Tú crees en los ovnis? Antes de trabajar como taxista, he trabajado como chofer y maquinista en una empresa de Ingeniería, hacían carreteras en la Sierra,  el ingeniero encargado había alquilado un cargador frontal y no había quien se quede cuidando la maquina, caballero tuve que quedarme toda la noche, agarre un palo que tenia por ahí porsiacaso, uno nunca sabe. Descansando escuchando algo de música, cuando a eso de las tres o cuatro de la mañana, unas luces de colores sobrino no te miento, yo estaba medio somnoliento dije que raro esta gente de mierda a esta hora se pone a hacer sus castillos, reventar cohetes, seguro están haciendo el torito loco, asado pues, cuando me doy cuenta bien no había nadie alrededor, las luces venían de arriba, arriba del cargador se veían luces de colores, quería moverme y no podía, intente varias veces y nada,  habrá estado ahí la luz como media hora hasta que se fue, recién pude moverme pero no salí del auto porque afuera hacia un frio de la conchasumadre sobrino, Sierra pues, la helada no perdona.
Me quede asustado, fui al pueblo en la mañana a desayunar y aproveche y le conté a la señora que atendía, ¿sabes lo que me dijo? – ah, esos son extraterrestres, de otro planeta son, es normal vienen a veces, no asustes señor- me quede frio pues.

4
-Ya con esta vas a pensar que estoy loco, que te estoy metiendo un cuentazo seguro.  Yo estaba trabajando en una empresa en la Oroya, eran las nueves o diez y pico, en la Oroya hay unos colectivos que te traen a Lima por 25 o 30 soles, yo estuve tomando en la tarde estaba medio picado. – ¡A Lima! ¡A Lima sale colectivo! – me subí, no era el único pensaba yo, adelante iba la chica que jalaba la gente, y el conductor, raramente vestidos, no le di importancia, estaba picado así que no era conmigo si estaban de rojo o de negro.
En el camino me dicen - ¡bájese, bájese señor, bájese! – yo estaba con mis tragos le digo – que pasa tío porque me voy a bajar, ta’ loco, ya ya llévame nomas!- me desconcerté para qué mentir, tuve que bajarme de tanta insistencia, cuando me di cuenta que no era la carretera si no un precipicio en donde me habían dejado, como lo he puteado a ese viejo huevón.
Me hice a un lado del camino y espere descansando a la mañana. Cuando desperté plan de ocho, cosa rara que no pasaba transporte público por ahí,  vi el precipicio y no me vas a creer sobrino, era un cementerio, los hijos de puta me habían dejado en un cementerio, se me puso la piel de gallina y se me pasó el hambre. Seguí el camino, fui al pueblo y lo mismo, tomando desayuno le conté a un señor que también estaba comiendo, y me dice – Hijo, te han querido llevar los pishtacos,  has tenido suerte, esos no perdonan.
5
Carlos se llamaba, trabajaba en construcción como ayudante, estaba aprendiendo, muchacho nomás era, que pena para su familia, sus padres, había cumplido 23 años un mes antes.
Estaban construyendo un edificio de ocho pisos, con exteriores, piscina y gimnasio; esto quedaba por San Borja norte si mal no recuerdo, un terreno grande. Estaban vaciando el techo del tercer piso, me contaron que todos tenían arnés, casco, defensa civil, cumplían con todos los requisitos, para que veas sobrino ni esa gente se libra de los accidentes a veces son los más piñas. Se le fueron encima al ingeniero residente, al arquitecto, al dueño, a todo mundo, salió hasta en las noticias, -¿no llegaste a verlo?-
Ya casi terminando el vaciado del tercer piso, llegan las doce del día, ellos almuerzan una hora más temprano que de costumbre y después de eso se meten su partidito y otros se ponen a dormir sobre las bolsas de cemento se quitan los zapatos y se ponen un periódico en la cara. Este pata, Carlitos, como era casi nuevo, tenia recién dos meses como ayudante, no sabía mucho como eran las cosas, mientras todos estaban jugando el clásico partido, el prefirió irse a descansar; pero -¿sabes dónde fue a descansar este huevon?- Se metió al trompo de la concretera, estaba encima dicen, le dijeron que se baje, por hacerse el interesante se quedo dormido y al parecer se había caído un poco hacia dentro. Cosas inexplicables sobrino.
Se habían olvidado de él, estaban peleándose por quien falló el penal, quien taponeó a quien, que uno le metió un planchazo en la pierna al otro.
Vino el residente de la obra de almorzar, eran la una con cinco minutos, la gente corrió a mojarse la cabeza y con las justas cambiarse el polo. El maquinista venía de almorzar con su ayudante, encendió la máquina y la bulla empezó. El sonido de la construcción.
-¿Chato puedes llamar a Carlos? ¿Lo has visto?-
-nada Maestro, la última vez que lo vi, estaba durmiendo-
El maestro bajó las escaleras corriendo.
-¡Zambo! ¡Zambo! ¡Apaga tu máquina! ¡Apaga la máquina!
 Se fijaron en el trompo, y ahí estaba el concreto dando vueltas, piedra, cemento, agua y sangre sobrino, pedazos de carne, cabello, vísceras. Lo más intrigante es que lograron sacarlo con vida, el tipo estaba hecho pedazos.
Lograron llevarlo al hospital, para que le practiquen alguna cirugía inútil. El doctor de guardia les dijo que era imposible hacer algo, a pesar de eso le limpiaron el concreto e intentaron mantenerlo con vida. Fue inútil sobrino, el tipo estaba deshecho, todo su organismo al dar vueltas en el trompo se había destrozado, era casi carne molida ¿si te da asco, avísame sobrino?




Tierra de muerto

Encontramos un oso de jebe amarrado a un árbol, me acerqué para sacarlo, le pedí al gordo un cuchillo porque estaba bien amarrado. El oso tenía un duende agarrado del brazo.
-esto es brujería gordo, te han echado la mala suerte, tierra de muerto hay acá, mala leche-
Salimos al estacionamiento, los cinco doberman que nos ladraron cuando entramos retrocedieron con miedo, sacamos el oso y le prendimos fuego, le echamos gasolina y no se derretía, estaba negro pero no se derretía, esperamos tanto que el fuego se apagó.  Lo llevamos fuera del lote, dimos la vuelta al terreno y encontramos el cementerio de Pucusana, ahí nomas lo enterramos sin pensarlo dos veces.
Regresamos al hotel asustados, entramos a la cocina y el gordo sacó el ron, se nos había hecho tarde, no había duda que teníamos que quedarnos hasta la mañana. Abrí el ron, serví para los tres. El techo de calamina empezó a sonar con violencia- ¿gordo así es siempre por acá? –
-no loquito, el viento está más fuerte- Traté de no asustarme, aunque hubiera sido normal estar asustado después de haber visto ese oso negro. La piscina empezó a moverse como si hubieran olas, olas de verdad, el gordo estaba totalmente asustado, Víctor ni que decir no decía una palabra. A unos treinta metros vimos una línea blanca venir haciendo curvas en el aire, como una serpiente, mientras más se acercaba estábamos más espantados, era papel higiénico. Pasó por entre nosotros y enrolló a Víctor hasta el cuello.
-¡Fuera conchatumadre!, ¡diablo de mierda! ¡Déjalo! ¡Fuera!
Requintaba al espíritu, estaba seguro que este lugar estaba maldito, dicen que la mejor manera para que se vayan es insultándolos, mentándoles la madre si la tuvieran acaso.
La culebra blanca de papel higiénico se fue hacia la cocina y no la vimos más. El gordo había desaparecido, se había metido a un bungalow. Víctor corrió debajo del repostero no sin antes poner cuatro mesas adelante para que no pudieran abrir.
Entré a la cocina, tomé el ron para que se me pase el susto y me quede dormido en la mesa sin darme cuenta.
El hotel se llamaba Toby, al negocio no iba nadie por culpa del oso, alguien lo había puesto ahí para hacerle daño.
-sí que tienes enemigos gordo, alguien te tiene envidia, te jodieron aquí, te echaron tierra de muerto de verdad.







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