La Coneja Surrealista



En el magín de Daniel Maguiña transitan, como en una pasarela, diversos animales amorfos, los demostró en su Mundo T y lo reafirmó en El imaginario viaje de Pollo Fashion. En este nuevo escenario lírico, el amor, la ilusión y el erotismo se dan la mano para acompañar, de manera coloquial, a estos animalitos nacidos de las entrañas de su creador.
En esta travesía poética desfilan la Coneja Surrealista, el Gato Ludópata, árboles-mujeres, Jirafas y otros mágicos seres, quienes nos invitan a la ensoñación, la reflexión y al disfrute de la prosa poética de Daniel Maguiña
Willy del Pozo

La Coneja Surrealista

Descorren el telón y aparece en el escenario Débora.  Daniel, el travieso (más gato que conejo) baja de un helicóptero  en forma de  colibrí.  Introduce su largo y afinado pico como cuerda de violín en su corola y Daniel, sin demora, en un tris tras,  devora a Débora. Toda boteriana  ella, indemne sonríe y anuncia, que de su mapamundi  surgirá Salvador. Es en ese mismo instante que el público aplaude con aletas de pingüino, con alas de albatros y agallas de pez volador. No cesa el aplauso hasta hoy  y el eco lo repite hasta quedar afónico. No falta una entusiasta del palco que le arroja a la pareja un collar de diamantes mientras  va bajando el telón.
Desde entonces, por obra y gracia del magín de Daniel, la familia continúa creciendo. Rodean  a Salvador y a Débora el Pollito  Fashion, la Coneja Surrealista, El Gato  Ludópata, La Palmera Phoenix, el Duende Bombivant, entre otras criaturas celestes.
A pedido del público y la crítica, se reabre  el teatro y  empieza  otra vez la función.   


                                                                                                 Arturo Corcuera


Mujer árbol

A menudo, la mujer es un frondoso árbol de olivo, su vientre y sus manos se conectan a la tierra. Da ganas de pasear con una mujer frondosa, con la copa llena de aleros y teatinas. Ir de su mano por el camino de cemento pulido, mirar las casas antiguas donde seguro hay canarios leyendo el periódico de domingo. Tomarla de la cintura debe ser una sensación comparable a la de coger aceitunas de una nube cirro. Qué ganas además de llevarla a mirar el mar, dejarla posar sus pies un poco más allá de la arena. Sus pies llenos de hojas verdosas y caducas. 


Leí el libro de un tirón, es muy hermoso, poesía de primera aunque venga en prosa, lo que le otorga quizás más libertad. Felicitaciones a Daniel, que no se ofenda si le digo que es más poeta que dibujante, lo que no le quita valor a sus dibujos.
Luis Freire Sarria


Es un trabajo gráfico arriesgado, un ejercicio casi arquitectónico, donde los sucesos se desarrollan a la par con las imágenes de manera ágil y sugerente,

Pedro Novoa











La coneja surrealista de Daniel Maguiña. Escribe, Fernando Morote

Daniel Maguiña (Lima, 1984), egresado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Ricardo Palma, ilustrador freelance y autor de “Anotaciones” (Zignos, 2008), “Mundo T” (Summa, 2011) y “El viaje imaginario de Pollo Fashion” (Ediciones Altazor, 2014) acaba de presentar su nuevo libro, “La coneja surrealista”.
El principal mérito que exhiben los textos que componen la obra es su carácter inclasificable, por lo menos en el sentido que los llamados literatos suelen conferir.
¿Qué son en realidad? ¿Poemas? ¿Microrrelatos? ¿Estampas? ¿Viñetas?
Es lo de menos. Muchos de ellos funcionan maravillosamente. Sin duda existe en su esencia un espíritu de riesgo que atrae. Y por supuesto en ese trance no deja de fluir la poesía…
“Te hice el amor con todo el mar dentro de ti”.
Como en el cine o la pintura, si la propuesta remueve la sensibilidad del espectador en alguna manera significa que el contenido tiene potencia. En arte, y particularmente en literatura, no hace falta perder tiempo ni energía tratando de buscar una explicación racional a cada palabra, frase o expresión; es suficiente con observar, apreciar y disfrutar.
En sus páginas, entre epígrafes y párrafos, se encuentra un abundante número de nombres de artistas que encienden apasionado entusiasmo alrededor del universo, pero pocos son precisamente surrealistas. Sin embargo entre ellos destaca la presencia de Salvador Dalí y sus “Atletas cósmicos” como la mayor influencia reconocible. Maguiña no se retrae –cualidad adicional digna de resaltar- de proclamar su admiración por aquellos que lo motivan desde distintas disciplinas.
El término “coneja” proviene de un modo cariñoso de llamar a la mujer que lo inspira, y lo “surrealista” aflora -antes que de una referencia a los genios de principios del siglo XX- de las imágenes soñadas por ella.
“La coneja surrealista” es un variado conjunto de ingeniosas declaraciones de amor. Algunos pasajes revelan cierto tono infantil que combina a la perfección con otros marcadamente eróticos. Cuenta además con una ligera dosis de humor y otra de crítica. Los dibujos interiores y el diseño de la portada son contribuciones personales del mismo autor a la elaboración completa del material prologado por el gran Arturo Corcuera y epilogado por el joven Jorge Ureta Sandoval.
Un escritor debe ser atrevido. El formato original y lúdico que hace de esta nueva entrega una deliciosa pieza de literatura breve -en sintonía con sus anteriores trabajos-, confirma que Maguiña lo es.
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Nota de Vedrino Lozano, para diario Super de Tarapoto
 




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